Maldito okupa que ha instalado su campamento base en mi mente para siempre.
Cuando cierro los ojos te veo, cuando los abro también. Cuando escucho una canción, aunque sea yo qué se, canto gregoriano, te oigo a ti. Y no digamos cuando me aburro, cuando sueño, como, bebo, me visto, me ducho... porque claro, una cabeza no se puede desenrroscar y dejarla guardada porque está drogada de ti ¿no?.
¿Por qué vas provocando, Sol? Me has convertido en una lagarta, si. Pero en el sentido de que necesito tumbada y esperar que me des calor, tostarme en ti, en los días fríos, que son todos los que no te veo.
Dios. Lo a gusto que estaba yo en mi vida vacía... y llegaste tu tan campante, rompiste los pocos muebles de Ikea sin montar en mi cabeza y ahi te quedaste. Pues ya esta. Ya que no puedo evitar que grites todo el tiempo en mi kamikace cerebro, dejaré de hacer el indio y seré como siempre he sido, masoquista. Pero que sepas que las cosas que más quiero son siempre causas perdidas e imposibles... Porque querer algo perfecto es un aburrimiento.
