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jueves, 4 de agosto de 2011

Querido desconocido:
Te ví ayer desde la ventana de mi habitación. Eran las 4 de la mañana y yo aun seguía medio llorando medio tiritando de la brisa fría que trae una madrugada cualquiera de verano.

Había tenido un mal día. Un día horrible no, lo siguiente. De esos que te preguntas ¿Por qué me he levantado de la cama, en vez de seguir apoyada en mi almohada, única cosa que no me hace daño? ¿Mi vida realmente es asi de autodestructiva?
Y mientras me hacia estas tontas preguntas, mientras me decía a mi misma lo desdichada que era para autoconsolarme, miraba al cielo. Y luego al suelo. Y luego al cielo otra vez, buscando la segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer. Pero al no verla por ninguna parte, volví la vista abajo.
Toda la calle tranquila. Las personas con sus problemas y alegrias, más o menos grandes que las mias...durmiendo. No como yo. Melancólica de la vida, soñadora frustrada.
Y ahí, entre farolas medio fundidas y silencio, te ví. Ví que me observabas, y llevabas rato así, porque ya te habías sentado en el banco.
Dí un respingo e intenté esconderme. Por las rendijas de las persianas, mire como sacabas un gran cuaderno azul, y te ponías a escribir algo.
Mi cabeza, antes suicida, ahora imaginaba quién podrías ser y qué harías a esas horas por la calle.
Entonces, repentinamente arrancaste la hoja. Hiciste un rápido avión de papel y, tras varios intentos frustrados, lo conseguiste colar en mi ventana.
Antes de cogerlo, ya estaba sonriendo.
La segunda estrella a la derecha está en la otra dirección. Supongo que no la encontrabas con esos ojos tan empapados. Además, necesitas polvo de hada para llegar. Y las hadas viven con la risa de los niños. Sonrie, eres preciosa. 
Por dentro me invadió una mezcla de alegría, curiosidad y algo de miedo al creer que había adivinado que pasaba por mi cabeza. 
Cuando quise volver a mirar, ya te habías alejado demasiado, acompañado de un intermitente de luz de farolas y oscuridad.
Después gire la cabeza... Ví esa estrella, tan pequeñita que me entró la risa. A carcajada limpia. Me rei de lo curiosa que puede ser una aparente vida monótona, y de que a lo mejor, no veía lo bueno que tenía porque se empañaba con mis lágrimas simplonas.


Quería que lo supieras, desconocido Peter Pan.  




2 comentarios:

  1. Una ternura vestida de texto.Me gustó, y me deja el sabor agridulce den que Nunca estamos solos, hay alguien observando; y no siempre es para bien.
    http://enfugayremolino.blogspot.com

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  2. HERMOSO BLOG ME ENCANTO te estoy siguiendo te digo mi blog así me seguís vos :) http://nadiedijoquelavidaesfacil.blogspot.com

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