Esperando un golpe de suerte.

Nuestra vida es esperar. 

De niños esperamos a ser adultos y poder hacer cosas que antes nos prohibían. 

De adolescentes esperamos tener por lo menos 18 años para hacer lo que queramos, sin reglas, sin padres, sin ataduras. Para comprar alcohol, para conducir, para hacer cualquier cosa que se nos ocurra. 

Pero al crecer todo el mundo se da cuenta de que nada es como esperabamos que fuese. Si, podemos hacer muchas cosas que antes ni nos atreviamos. Si, hemos vivido emociones y hemos creado recuerdos. Pero hemos dejado atras cosas que nunca podremos vivir con tal intensidad.

En cuestion del amor, esperamos a veces con demasiada impaciencia que llegue ese alguien hecho especialmente a nuestra medida, que nos vaya a querer siempre y nunca nos hiera. 

Y como nunca llega nos desesperamos. Pensamos que no estamos hechos para amar ni ser amados, nos menospreciamos, intentamos explicar nuestro estado de soledad por nuestros defectos aunque sean imaginarios.  E Intentamos forzar relaciones que nos hagan creer que ese vacio se llena. Relaciones que sabemos que no saldrán bien, personas a las que realmente no queremos, pero que eso es mejor que nada, y a lo mejor con el tiempo incluso nos enamoremos. Pero nunca es asi.  El amor no se hace esperando, es bestia.

Lo forzoso, lo obligado, lo esperado...nunca sale bien.

El amor es inesperado, como una estrella fugaz. Estaremos en el lugar indicado, en el instante justo, cuando pase por nuestro lado y decida que ya llegó nuestro momento de amar de verdad. 

Y mientras tanto, no hay que esperarlo. Hay que vivir, hay que soñar, hay que olvidar un poco esa estrella fugaz pero nunca dejar de mirar al cielo...porque puede aparecer en cualquier momento inesperado.