Necesito aire. Vivo en una pecera, en una jaula, en una prisión constante de desesperación y monotonía.  De no poder decir lo que pienso para proteger a los que quiero o para no tener problemas con los que odio. Vivo en un mundo donde reina la hipocresía, la desconfianza, la traición y la envidia. Y pocos son los esclavos de esta monarquía que sobreviven: la esperanza, la ilusion, la amistad verdadera, el amor... no suelen salvarse del yugo de las anteriores. Pero a veces lo hacen, por supuesto, porque sin ello, no habría quien pudiese vivir en este infierno.

La gente se levanta cada día alentado por una motivación, como: Quizás hoy él/ella se fije en mi, contando hoy solo quedan estos días para... hoy es el día que...

Pero... ¿y cuando se acaban esas motivaciones?. Qué hacer para volver a sonreir si ya no encuentras motivos para hacerlo. Sonreir en sentido no de reirse cada día por alguna bobada, si no sentirte bien por dentro, no poder evitar estar feliz aunque no tengas razón aparente. Pero para eso, necesitamos un poquito de marcha, de acción, de aventura... y si, como todos los días nos levantamos como siempre, haciendo lo de siempre y acabando el dia como siempre, nunca conseguiremos ya no ser felices, sino encontrarle a la vida un punto realmente interesante. 

Es muy dificil encotrar esas motivaciones, porque nuestros sueños e ilusiones casi nunca salen como lo esperabamos. Pero a lo mejor eso es lo que le hace realmente interesante a la vida. No saber NADA de NADA de lo que nos encontraremos al cruzar la calle.