Los rayos de sol se cuelan por los agujeritos de la persiana. Ya es de día. Él se ha despertado. Ella sigue tranquila soñando quién sabe el qué. Él la mira, la observa, cuenta sus respiraciones, oye sus latidos. 

Dicen que cuando miras a alguien durmiendo...te das cuenta si le amas o no, al mirarle con ternura o con indiferencia, ambos opuestos. Su mirada, va más allá de la ternura. Más allá del amor.
No sabe cómo en tan poco tiempo ha conseguido querer a alguien como nunca antes lo había hecho. La verdad, no lo había querido hacer, porque él no creía en el amor, hasta que ella entró estrepitosamente en su vida, como el verano, que llega sin avisar y te das cuenta de que esta ahí por el calor y la alegría que se respira en el aire.

El, con suma delicadeza, la aparta un mechon de pelo de su cara. Ella siente un escalofrío. Se despierta. Sus ojos se funden en una mirada. 

- Eres un sueño ¿verdad?

+ Las personas estamos hechas del mismo material que los sueños. ¿No lo sabías?

- Pues antes no, pero ahora que he abierto los ojos... Creo que...Tu eres todos los sueños.

+ ¿Todos?...¿Por qué lo dices?

- Porque ahora mismo, eres un sueño de esos de los que no quieres despertarte nunca y cuando al fin el condenado despertador te arrastra a la realidad, intentas atraparle otra vez, para estar en ese lugar donde no hay dolor siempre. Otras veces, eres de esos sueños que no recuerdas como ocurrieron, o que te despiertas y piensas... ¿y qué he hecho para soñar esto?. 

Pero otras...te tornas en pesadilla. Siempre que no estas a mi lado, solo hay oscuridad y lágrimas. Sueños horribles cayendo por un acantilado infinito. Y me despierto jadeando y diciendo no puede ser, no es más que un mal sueño.

+ Bueno eso lo puedo arreglar. Como este, ahora mismo, es uno de tus sueños bonitos... jamás despertaremos, amor. Sé a ciencia cierta que tus pesadillas no conseguiran entrar ni con la ventana abierta de par en par.

- ¿Cómo puedes saberlo?

+ Porque siempre estaré contigo, corazón. 
Siempre.